Cerraduras Inteligentes Sin Llaves

Las cerraduras sin llave suelen ser más seguras que las cerraduras con llave, que se pueden forzar o romper. Por este motivo, son muy importantes para las instalaciones que requieren altos niveles de seguridad, como los edificios militares y gubernamentales, y los espacios que deben estar bien protegidos, como las exposiciones de los museos y las cámaras acorazadas de los bancos.

Las cerraduras inteligentes sin llave también son más prácticas para su uso en edificios seguros que tienen muchos empleados o que cambian con frecuencia.

Normalmente, las cerraduras sin llave se manifiestan en forma de cerraduras electrónicas que requieren autenticación. Esta autentificación puede provenir de la introducción de un código o una contraseña en un teclado, del paso o escaneo de una ficha de seguridad, de la biometría y de la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID).

Las cerraduras con teclado que requieren un código numérico o una contraseña para abrirse son el tipo de cerradura sin llave más utilizado. Normalmente, las combinaciones que utilizan tienen entre cuatro y seis dígitos.

Entre las formas más comunes de fichas de seguridad se encuentran las tarjetas inteligentes o tarjetas llave y las credenciales almacenadas en teléfonos inteligentes o asistentes digitales personales (PDA). Un chip informático dentro de la tarjeta inteligente interactúa con la cerradura, indicándole que puede permitir el acceso del titular. Las credenciales, por su parte, suelen ser accedidas y leídas por las cerraduras electrónicas mediante métodos de transferencia de datos por Bluetooth, NFC o infrarrojos.

La autenticación biométrica, también conocida como autenticación realista, es una forma de control de acceso vinculada a la identificación positiva. Entre los medios habituales de autenticación biométrica se encuentran los escáneres de retina, los escáneres de iris, los escáneres de huellas dactilares y la identificación de huellas de voz.

Las cerraduras inteligentes sin llave que utilizan la tecnología RFID llevan incrustadas etiquetas RFID. Se abren con un lector RFID, que normalmente puede seguir funcionando a varios metros de su objeto de destino. Un buen ejemplo de cerraduras sin llave que utilizan tecnología RFID son los abridores remotos de puertas de coches. Suelen empezar a funcionar a una distancia de entre cinco y veinte metros del propio vehículo, que cuenta con una unidad receptora, preparada para interceptar las frecuencias que el abridor transmite cuando se activa.

Las cerraduras sin llave proporcionan a los usuarios mayor seguridad, menores costes de producción y más control sobre el acceso a la zona. Son fáciles de usar y de adaptar a los nuevos usuarios, a diferencia de las llaves tradicionales, que tienen que ser copiadas con un gasto mayor. A medida que cambian las autorizaciones y se da la bienvenida a nuevos empleados, las cerraduras inteligentes sin llave permiten una transición sin problemas.

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